domingo, 16 de octubre de 2016

MÁS ALLÁ DE LA BIBLIA. HISTORIA ANTIGUA DE ISRAEL - Mario Liverani - Apasionante historia de Israel que separa lo histórico de lo mítico y legendario - Valoración 9 sobre 10


Título original Oltre la Bibbia: Storia antica di Israele
Traductor Teófilo de Lozoya
Páginas 532
Idioma Español
Publicación 2003 (2005)
Editorial Crítica
 
En el brillante prólogo de su El Antiguo Egipto, Barry J. Kemp dice:
Mi antiguo Egipto es, en gran parte, un mundo imaginario, aunque confío en que no se pueda demostrar fácilmente que no se corresponde con las fuentes originales antiguas.”
Parece muy sencillo: imaginar un mundo que concuerde con las fuentes; pero las fuentes, para el Antiguo Oriente, siempre son escasas, contradictorias, tendenciosas, interesadas o difíciles de interpretar y Mario Liverani, uno de los principales especialistas en esta época, nos ofrece un ejemplo extraordinario, en esta historia de Israel, del ingente trabajo en que se sustenta un relato histórico que, como la teoría científica, es siempre provisional, hasta que surgen nuevos hallazgos y lo sustituye un relato más completo.
Liverani contextualiza Israel en el marco más amplio de los pueblos vecinos, explica sus interacciones, confronta el Antiguo Testamento (AT) con inscripciones, papiros, tablillas y restos arqueológicos de otros pueblos, examina analogías externas y coherencias o discordancias internas, analiza reelaboraciones tardías del AT para adaptar el pasado a un proyecto de futuro, para construir un relato que distinga lo que puede ser histórico y lo que es inventado en la historia de Israel.
Es curioso que, a causa de su trascendencia religiosa, se han hecho más excavaciones arqueológicas en busca de lugares bíblicos (templo de Salomón, Jericó, etc.), que de cualquier otro pueblo de su época, y sea Israel del que menos restos se han hallado; mientras que a este pueblo se debe el mayor relato escrito (mayor y casi único), el Antiguo Testamento. Pocas pruebas físicas y mucha letra. Al finalizar la lectura, no puedo dejar de pensar que, al igual que los demás pueblos contemporáneos que no produjeron (o no ha quedado rastro) un libro-guía, les hubiera ido mejor sin él. Como sus vecinos asirios, filisteos, moabitas, ammonitas, arameos, persas, cananitas, fenicios… se hubieran diluido en el gran río de la historia. En lugar de ese tranquilizador anonimato histórico, al AT siguió en Nuevo Testamento sobre el que se edificó el cristianismo que, bajo la acusación de haber ejecutado a Jesús, sentenció a los judíos a 2.000 años de persecuciones. Y todo porque un dios, Yahvé, se empeñó durante mil años (según el AT 6.000) en que un insignificante pueblo de pastores y campesinos le obedeciera y adorara.

Hasta la de Liverani, todas las historias de Israel siguen el hilo de la narración bíblica, aunque muchas la critiquen poniendo en duda su historicidad:
En la obra que proyectamos aquí se pretende llevar a cabo —al
menos a modo de esbozo sumario— una reelaboración de la historia
de Israel que tenga en cuenta los resultados de la crítica textual y literaria,
de las aportaciones de la arqueología y de la epigrafía, y que no
tenga miedo ni de alejarse del hilo conductor bíblico ni tampoco de
basarse en un ámbito estrictamente histórico.”
Para este fin divide el libro en dos partes principales:
- La historia normal en que muestra Israel como uno de tantos reinos del área de Palestina, que “acabaron aniquilados por la conquista imperial primero asiría y luego babilónica, con la devastación, las deportaciones y los procesos de desculturación que una y otra pudieran acarrear. Esta primera fase no comporta ni un particular interés ni tampoco consecuencias futuras, y de hecho las historias paralelas de otros reinos análogos (desde Karkemish a Damasco, desde Tiro a Gaza) no tienen nada que decir a nadie, excepto a los especialistas. El hecho es que no poseemos las «Biblias» de Karkemish o de Damasco, de Tiro o de Gaza, y sus tradiciones se han extinguido
bajo el avance de los imperios.”
- La historia inventada que reelaboró la historiografía deuteronómica y que “supuso la puesta en marcha de una enorme y variada reelaboración de la historia anterior (que había sido completamente «normal»), que colocara en su sitio los arquetipos fundacionales que ahora se pretendía revitalizar (el reino unido, el monoteísmo y el templo único, la Ley, la posesión del territorio, la guerra santa, etc.) bajo el signo de una predestinación absolutamente excepcional.”

Para empezar Liverani nos presenta una panorámica de los XIV y XII donde señala el carácter marginal, socio-económico y político, de Palestina, bajo dominio egipcio, si la comparamos con Egipto y Asiria. Destaca el concepto ciudad-palacio diferenciado del de la futura ciudad-estado griega. Se conoce el palacio de Megiddó de 1.650 m2, modesto si se compara con los 5.000 de Ugarit, de la misma época, en la costa se Siria. El 80% de la población vivía en aldeas y se dedicaba a cultivar el campo y a criar ganado ovino y caprino.

La historia normal comienza con la etnogénesis de Israel y pueblos vecinos después del colapso del siglo XII que se inició con fuertes cambios climáticos, origen de migraciones e invasiones de los “pueblos del mar” (1) que acabaron con el imperio hitita y la dominación egipcia de Palestina dando paso a dos siglos de “Edad Oscura”.
Sigue explicando la crisis de los palacios, el crecimiento del elemento tribal, los cambios sociales, la realidad y la leyenda de los reinos de David y Salomón, el baalismo y el yaveismo, el papel histórico del profetismo y el impacto de los imperios asirio y babilónico.
En definitiva, el proceso de aglomeración tribal, es similar al de los pueblos del entorno (ammonitas, moabitas, edomitas…) y dan lugar a formas estatales de tamaño parecido a los reinos de David y Saúl.

En la parte que titula “Intermedio”, nos habla de la “Época Axial” (2) y la transición del culto ceremonial a la religión ética. En el siglo VI nacen el pensamiento racional y la ciencia de los jónicos, Confucio en China, Buda en la India, Zoroastro en Irán y los profetas éticos de Israel. Interesante capítulo que hace pensar en las causas de que, de todos ellos, el pensamiento racional jónico tuviera que esperar hasta el siglo XVIII, con Newton y la Ilustración (24 siglos), para resurgir.

En la segunda parte del libro, “Una historia inventada”, trata de los mitos, leyendas y cuentos antiguos de José, los patriarcas, Moisés, los Jueces (sus elementos históricos y legendarios), las invenciones del reino unido, el templo salomónico, la Ley, Jericó… desgranando lo que pudiera haber de histórico y las reelaboraciones retroactivas, principalmente, de los deuteronomistas.

Cuando leo un libro sobre un tema tengo la costumbre de consultar otros autores para ver si lo  contradicen o lo confirman. En este caso, he consultado el clásico de Amèlie Kuhrt (3) que le dedica unas 50 páginas a Israel y, en general, aunque con un enfoque más histórico de la crítica textual del AT, coincide con Liverani. Dice cosas tan interesantes como que el profetismo era algo común en los pueblos del entorno, así como las guerras inspiradas por el dios del país. Sobre este particular cita la célebre inscripción (en moabita) del rey Mesha de Moab que nos muestra cómo se utilizó la idea de una guerra inspirada por el dios del país, Khemosh, para explicar las victorias y justificar las matanzas:

Soy Mesha, hijo de Khemosh-yat, rey de Moab. el dibonita. Mi padre lúe
rey de Moab durante treinta años, y yo pasé a ser rey después de mi padre. Fdifiqué
este lugar elevado para Khemosh en garito (probablemente un sector tic
la ciudad de Dibón, donde Mesha tenía su ciudadela). un lugar elevado para la
salvación, pues me libró de todos los ataques y me dejó ver mi deseo le\untarse
sobre mis adversarios.
Omri, rey de Israel, oprimió a Moab durante muchos días, pues Khemosh
eslaba enojado con su tierra. Lo sucedió su hijo, y también él dijo: «Qpruwté ¡i
Moab». En mis días lo dijo; pero yo vi mi deseo levantarse sobre él y sobre so
casa, e Israel pereció absolutamente para siempre. Omri se había apoderado del
país de Medeba, y residió allí durante sus días y buena parte de los días de su
hijo, en total cuarenta años; pero Khemosh residió en él en mis días. Reconstruí
Baal-meon, e hice allí un embalse; y reconstruí también Kiriathaira. Fu
tonces los hombres de Gad se habían establecido en el país de Ataroth desde
antiguo, y el rey de Israel había fortificado Ataroth para sí; pero yo combatí
contra la ciudad y la tomé; y maté a todos los habitantes de la ciudad, todo un
espectáculo para Khemosh y para Moab. Me traje de ella «la figura de león de
David» (?), y la arrastré ante Khemosh en Kerioth; y establecí en ella a lus
hombres de Sharon (ciudad no identificada) y a los hombres de Mharit (ciudad
no identificada).
Entonces Khemosh me dijo: «Ve y arrebata Nebo a Israel». Así que fui tic
noche, y combatí contra ella desde el amanecer hasta el medio día; y la tome
y maté a todos lo s que en ella había, siete mil hombres y mujeres, nativos \ «
tranjeros, y también a las esclavas: pues la había dedicado a Ashtar-Kliemosh.
Me llevé de ella los vasos de Yavé y los arrastre ante Khemosh. Entonces el ley
de Israel había fortificado a Jahaz, y la ocupó mientras peleaba conmigo: pno
Khemosh lo expulsó ante mí. Me llevé de Moab a doscientos hombres, toda su
división, y la conduje contra Jahaz y la tomé, anexionándola a Dibón,
Realicé algunas reparaciones en garito, en las murallas de los jardines \ en
las murallas de la acrópolis: y reparé sus puertas y reparé sus torres: y reparé
la residencia del rey, y construí márgenes para el embalse en el manantial de»
tro de la ciudad. Pero no había ninguna cisterna dentro de la ciudad en garito;
así que dije a todo el pueblo: «Que cada uno construya una cisterna en su casa».
Hice que los prisioneros israelitas cavaran zanjas para garfio. Realicé reparaciones
en Aroer, y arreglé la carretera en Arnón. Reconstruí Beth-bamoth, pues
había sido destruida; y reconstruí Bezer, pues estaba en ruinas, con cincuenta
hombres de Dibón, pues toda Dibón se hallaba sometida (a mí).
Así me hice rey de cientos y cientos en las ciudades que anexioné al país.
Entonces reconstruí también Medeba y Beth-diblathaim. Y en cuanto a
Beíh Baal-meon, envié (a mis pastores) hasta allí (para que apacentaran) las
ovejas de la comarca. (Lo que queda está en estado muy fragmentario) (Gibson,
1971-1982,1, n.° 16; ANET, pp. 320-321; TUAT, I, 646-650; Smelik, 1985,
pp. 33-35).”

Los éxitos y la perspectiva de Israel y Judá, del mismo episodio, lo conocemos por el libro de los Reyes (2 Re 3:4-27). El paralelismo con algunos pasajes del AT es evidente y, fácil imaginar, que los moabitas podrían tener mitos, leyendas y cuentos sobre su dios Khemosh que podían haberse recopilado en una biblia moabita con sus profetas y mesías que dieran origen a un NT moabita, luego asimilado por la cultura greco-latina y… hasta hoy.

Apasionante historia de Israel, del siglo XII al IV a. C., que separa lo histórico de lo mítico y legendario desde una óptica multidisciplinaria que incluye el enfoque político, antropológico y socioeconómico. Urgente leer y reseñar su clásico “Antiguo Oriente, historia, sociedad y economía”.

NOTAS
(1)   Ver Cline, Eric H. Traducción de Cecilia Belza. (2015 (2014 inglés).). 1177 a. C. El año en que la civilización se derrumbó. Crítica
(2)   Jaspers, Karl (1953), The Origin and Goal of History
(3)   Amèlie Kuhrt (1995): El Oriente Próximo en la Antigüedad (c.3000 – 330 a. C.) Ed. Crítica 2001
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viernes, 7 de octubre de 2016

CAMILLE (Camille Verhœven 04) de Pierre Lemaitre - Entretenida aunque con la trama forzada - Valoración 8 sobre 10


Título original Sacrifices
Traductor Juan Carlos Durán Romero
Páginas 320
Idioma Español
Publicación 2012 (2016)
Editorial Alfaguara 
 
Camille es la cuarta y última novela de la serie Verhoeven. Los puntos fuertes de la serie son: una idea imaginativa y audaz de la trama, un correcto desarrollo del procedimiento, buenos interrogatorios y vehementes descripciones de escenas violentas, expresados con  estilo ágil e incisivo. Los puntos débiles: irregular construcción de los personajes y cierta precipitación al anudar las tramas. De las cuatro novelas, destacan con luz propia Alex y Rosy & John.

Durante el atraco a una joyería, Anne Forestier, pareja actual de Camille Verhoeven que ya lo era en Rosy & John, recibe una tremenda paliza y varios disparos, por encontrarse donde no debía en el momento inadecuado, de los que sale indemne milagrosamente. Ahora Jean Le Guen es el director de la policía y la comisaría Michard la jefa directa de Camille. Éste se hace cargo de la investigación ocultando a sus superiores la relación con Anne, que se recupera en el hospital, y emprende una apurada pesquisa en busca del violento cabecilla del atraco que sigue intentando eliminar a Anne.

La irrupción en la historia de Maleval, el policía expulsado del cuerpo por informar a Philippe Buisson, el asesino de Irène, me parece muy forzada y eso hace rechinar el ensamblaje de la trama. Maleval no ha aparecido ni en Alex ni en Rosy & John; nada se sabía de él y, de manera repentina, Lemaitre improvisa un completo historial delictivo.
La pequeña estatura de Camille (1,45 mts), a no ser como mero homenaje al padre de Lemaitre que era un hombre bajito, tampoco juega un papel significativo, si dejamos de lado que le gusta permanecer de pie en las reuniones para evitar la imagen lamentable de ver sus piernas colgando de sillas y sillones.
En resumen, una serie entretenida y eficaz con dos novelas, Alex y Rosy & John, que se pueden calificar, si no de obras maestras, sí de muy logradas.
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ROSY & JOHN (Camille Verhœven 03) de Pierre Lemaitre - Una pequeña obra maestra - Valoración 9 sobre 10

Título original Rosy & John
Traductor Juan Carlos Durán Romero
Páginas 160
Idioma Español
Publicación 2012 (2016)
Editorial Alfaguara
 
Lemaitre nos informa, en la nota final del libro, que esta obra nació de una propuesta de la editorial SmartNovel para que escribiera un folletín para smartphone en que los episodios no sobrepasaran las tres páginas de una pantalla normal y que se publicó con el título de “Els Grands Moyens”. Más tarde se publicó con el título de Rosy & John, nos dice, “ya liberada afortunadamente de las exigencias draconianas de la edición original.”

El resultado es una pequeña obra maestra, breve, compacta, económica en medios pero no en significados, coronada por un inmolatorio y brillante final. Una demostración que, en condiciones restrictivas, un buen escritor puede regalarnos con el tuétano de lo que también, ampliada, hubiera sido una buena novela.

Jean Garnier, un joven introvertido e insondable, se entrega a la policía después de haber hecho estallar un obús en una calle parisina. Amenaza con explotar otros siete obuses si no liberan a su madre, acusada del asesinato de la novia de Garnier.

Camille emprende una investigación contrarreloj en la que indaga en las relaciones de Garnier con la madre y descubre en ellas un cariz de control enfermizo que podía haber costado la vida de un jefe de Garnier que le había propuesto un trabajo en el sur de Francia. Pero el joven, inflexible, sigue exigiendo la libertad de su madre junto con dinero y pasajes para que los dos puedan huir a Australia.
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