viernes, 26 de octubre de 2018

EL PEQUEÑO WILSON Y EL GRAN DIOS de Anthony Burgess - La avalancha de sucesos oculta al ser humano - Valoración 8,5/10

Little Wilson and Big God
Traducción de Pilar Giralt
Planeta 1988
Páginas 436

Primer volumen de la autobiografía de Anthony Burgess que cubre 42 años de su vida, de 1917 a 1959, desde su infancia y educación en Manchester hasta su regreso del sudeste asiático diagnosticado de un tumor cerebral. Un segundo volumen publicado en 1990 con el título “Ya viviste lo tuyo”, abarca los siguientes 30 años de 1959 a 1989.

“El pequeño Wilson”, considerada una de las autobiografías literarias más importantes de la segunda mitad del siglo XX, tiene, para mí, dos partes diferenciadas en tono, estilo y, por supuesto, en tema. En la primera trata de su familia católica de origen irlandés, sus primeros años de formación y universidad en Manchester con pequeños éxitos y fracasos, su pasión por el dibujo, la música y la lingüística (especialmente la fonética), su servicio en el Cuerpo Educacional del Ejército destinado en el Peñón de Gibraltar durante la Segunda Guerra Mundial, su boda en 1942 con Llewela "Lynne" Isherwood Jones a la que conoció en la universidad, y su vuelta a la vida civil en 1946 dedicándose a la enseñanza en los márgenes del sistema educativo inglés hasta 1954, en que el Servicio Colonial acepta su solicitud (que redactó borracho y no la recordaba) y lo manda Malasia como educador. Esta primera parte funciona por amontonamiento, acumulación de anécdotas, pequeñas trifulcas con sus superiores, brega continua por ganarse el sustento, episodios de sexo y borracheras… El estilo, muy sintético y conceptual -mejor decir algo con una palabra que con tres -, la frase corta y epigramática, hacen que el relato resulte frío e impersonal y Wilson (Burgess) un antihéroe picaresco, distante y abstraído por sus obsesiones fonéticas, musicales, su admiración por Joyce o sus cuitas con su catolicismo genético y residual. Entretenidas, pero, en cierto modo decepcionantes por el muro de nimiedades que bloquean el acceso a su interior. Si te paras a pensarlo, no sabes quién es Anthony Burgess, como siente, como piensa y como se relaciona con sus amigos.

La segunda parte, que transcurre en Malasia y Borneo, es otra cosa. Sobre todo, en vivacidad y colorido. La frase, más descriptiva, se alarga y enriquece. Abundan las observaciones sobre la fauna animal y el crisol humano de expatriados y etnias nativas entre las que destacan un episodio de magia negra y la pervivencia de costumbres como la de “la esclavitud de prenda” por deudas contraídas por los familiares.
Burgess y Lynne aliviaban la precariedad de sus condiciones de vida en Malasia con sexo y alcohol (Lynne moriría doce años después de cirrosis). Su casa bullía de animalejos:
“Yusof, con ayuda de un amigo, llevó una enorme tortuga que por la noche dormía en el cuarto de baño pero que durante el día se paseaba con estrépito por la casa, chocando contra la pared con su caparazón. También nos dieron un musang o mofeta que olía a demonios y comía diariamente dos katis de plátanos. La mofeta se llamaba Farouche y la tortuga, Bucéfalo. Importamos asimismo dos macacos, macho y hembra, pero se columpiaban colgados de los ventiladores del techo y eran destructivos. Por todas las paredes chirriaban chichaks, o lagartos domésticos, cazando o copulando ruidosamente. Escorpiones negros se adherían a las paredes del dormitorio y nos saludaban al despertarnos con colas cimbreantes a un centímetro sobre nuestras cabezas.”
Y ambos no se privaron de sexo interracial:
Tuve relaciones sexuales con mujeres tamiles más negras que las africanas, incluyendo a una chica que no podía tener más de doce años, pero ninguna con mujeres de Bengala o el Punjab. Cualquiera que fuese su raza, la seducción de la mujer oriental se incrementaba siempre por el ambiente odorífero de las tiendas de especias, la fetidez de los desagües, el intenso calor del día, el milagro de la frescura transitoria del crepúsculo, el martilleo de los barbudos en los troncos de los árboles y la escala segmentada del pájaro de la fiebre, que unas veces emitía tres notas y otras veces, cuatro. El sexo en Occidente es demasiado frío, demasiado poco aromático. Es justo añadir que los orientales, en especial, por alguna razón, los sikhs, han hallado éxtasis en Bayswater inexistentes en los países de las especias.
Burgess sufre un ataque de delirio y las autoridades coloniales obligan a la pareja a volver a Inglaterra. Allí se entera por Lynne que tiene un tumor cerebral y puede sobrevivir un año; entonces decide escribir como un poseído para asegurar el futuro de su esposa.

Anthony Burgess fue un compositor frustrado y escritor como último recurso. Lo que más le atraía de los idiomas (dominaba varios) era su fonética. Explica como un libreto para ópera que le salió “monstruosamente” largo, acabó convertido en la novela bufa “La víspera de Santa Venus”. Su autobiografía es entretenida y brillante; pero uno tiene la sensación de que la avalancha de sucesos relatados oculta al ser humano.
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jueves, 18 de octubre de 2018

CABALLOS LENTOS de Mick Herron (Jackson Lamb 01) - Trama sólida, original y bien ensamblada - Valoración 8/10

Título original: Slow Horses
Traducción del inglés: Enrique de Hériz
© Mick Herron, 2010
© Ediciones Salamandra, 2018
Páginas: 384

“Caballos Lentos” es el nombre de un grupo de agentes del MI5 marginados del servicio y confinados en el viejo edificio al que llaman la “Casa de la Ciénaga” por alguna mancha en su expediente. Están bajo el mando de Jackson Lamb, un veterano espía de la vieja escuela, curtido al otro lado del telón en la guerra fría, gordo, sucio, tiránico y resabiado, pero astuto como perro viejo. Diana Taverner (Lady Di), la maquiavélica subdirectora del MI5, ha montado el falso secuestro de un adolescente musulmán por el Partido Patriota Británico en el que había infiltrado un agente. La célula fascista había anunciado la retrasmisión por internet de la decapitación del “paki” como respuesta a los atentados islamistas en Londres. Lady Di  planeaba intervenir frustrando la ejecución y así restablecer el prestigio del MI5 al tiempo que catapultaba su propia carrera. Pero las cosas salen mal y decide culpar a los “Caballos Lentos” de la operación.
Mick Herron es un escritor suculento y muy versátil. La trama es sólida, original y bien ensamblada. Lo más flojo, a mi entender, es su manera de resolver las escenas de acción que podría describir como a medio camino entre la caricatura del vodevil y la ingenuidad de “Los cinco” de Enid Blyton. En inglés, ya está publicada la trilogía. Autor interesante a seguir.

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CARTER de Ted Lewis - Venganza a tortazo limpio - Valoración 7/10

Título original: Jack’s Return Home
Ted Lewis, 1970
Traducción: Damià Alou
Sajalin Editores 2017
272 Páginas.

Jack Carter, un sicario de la mafia londinense, después de muchos años de ausencia, vuelve a su ciudad natal para esclarecer la muerte de su hermano en circunstancias sospechosas. Su llegada provoca nerviosismo en las mafias locales de las máquinas tragaperras y el porno barato, que lo apremian para olvide el asunto y regrese a Londres. Pero Carter no está dispuesto a abandonar y emprende un periplo de interrogatorios cada vez más violentos. Básicamente la novela es eso: Carter pregunta y reparte palos para arrancar respuestas que lo llevarán a un final ambiguo.

La novela es un Hard boiled clásico con sus dosis de sexo sórdido y violencia del trompazo. Está considerada la precursora de la novela negra inglesa moderna. Frases cortas, estilo simple y seco que imprimen a la obra la rigidez mecánica del determinismo existencial. Dio origen, en 1971, a una película de culto protagonizada por Michael Caine que en español se estrenó con el título de Asesino implacable.
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miércoles, 17 de octubre de 2018

HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO de Harry Landreth y David C. Colander - Claridad, profundidad, vastedad y debate abierto. - Valoración 8,5/10

Título original: History of Economic Thought
Copyright © 2002 por Houghton Mifflin Company
© 2006, respecto a la cuarta edición en español, por McGRAW-HILL
Páginas 528
Harry Landreth y David C. Colander

Para comprender el pensamiento de los economistas, hay que comprender tanto su visión del mundo como su modelo.”
Todos somos hedonistas, la cuestión es la variedad de actividades que nos procuran placer. De hecho, uno puede hacer por diversión o placer cosas que a otros pueden parecer terriblemente aburridas, como por ejemplo leer un buen manual de “Historia del pensamiento económico”. En humanidades y ciencias sociales, soy usuario ocasional pero persistente de manuales universitarios intermedios, muy útiles a un lector voraz y caótico, como es mi caso, para reordenar las piezas mentales de una materia.

Claridad, profundidad, vastedad y debate abierto son las cualidades de este estupendo manual de la McGraw-Hill. La historia del pensamiento económico es el apasionante recorrido desde los preclásicos a los modernos, donde se muestran los intentos de los ortodoxos por cuantificar y construir modelos formales y las críticas de los heterodoxos señalando, bien las limitaciones e insuficiencias de dichos modelos, o cuestionando sus presupuestos. El libro examina las grandes cuestiones metodológicas, la relación entre el desarrollo de una teoría y la situación económica reinante, explica el funcionamiento interno de las principales teorías y su repercusión en la política económica y social. Destaca por la exposición equilibrada del pensamiento ortodoxo y el heterodoxo, poniendo constantemente en evidencia los puntos de fricción y su relevancia para la teoría económica posterior.

No sé hasta qué punto la obsesión de la teoría económica por el equilibrio es fruto de la necesidad de producir modelos matemáticos. La sensación es que los equilibrios en economía son solo aparentes, que en la economía real no existen situaciones de equilibrio. Parafraseando aquella cita sobre la salud, decimos que una economía está en equilibrio cuando los signos de crisis no son perceptibles, pero están ahí. Seguro. (Véase las subprimes y las burbujas en general).
La corriente principal triunfante en la enseñanza académica es la que logra formalizarse en modelos matemáticos. Para conseguirlo debe presuponer estabilidades y equilibrios imaginarios fuera de la realidad y descartar variables “irrelevantes”. Si la naturaleza tiende al desorden (entropía), ¿por qué no lo harán los asuntos humanos y, entre ellos, la economía? Con frecuencia, cuando traduces a palabras leyes económicas no ves más que obviedades o simple sentido común. Hoy se plantean cuestiones de este tipo:
1.       Como dice Solow, ante una pregunta sobre casi cualquier aspecto de la vida económica, la respuesta es: supongamos que construimos un modelo de esa situación y vemos qué ocurre...
2.       Boulding y los institucionalistas replicarían que “las investigaciones económicas modernas que se realizan en la economía moderna no son en su mayor parte más que intrincados juegos.”
3.       O como sostiene Steve Keen, las matemáticas son necesarias pero las que se enseñan en las facultades de economía son insuficientes o están caducas. La economía es un sistema complejo, “pero el caos y la complejidad solo empiezan a manifestarse en las ecuaciones diferenciales lineales de tercer orden”.
La economía neoclásica presupone la racionalidad de los actores económicos, ya sea en asignación de recursos o en las decisiones de consumo, pero, como Kahneman, yo creo que las grandes decisiones pueden depender de impulsos irracionales, ilusiones de enfoque y deseos hedonistas muy diversos. Las aportaciones de Kahneman y la economía conductual radican en su utilidad para modelar comportamientos no racionales, que se apartan de la concepción neoclásica del homo economicus y se aproximan a la teoría keynesiana y algunas teorías del ciclo económico. La psicología social tiene mucho que decir sobre el comportamiento económico.

Hay otros buenos manuales sobre el pensamiento económico (el de Brue y Grant es uno de ellos), pero si no te vas a dedicar a esto, con el Landreth/Colander tienes suficiente para hacerte una idea de la evolución de la materia a través del tiempo. Para ver el estado actual de la economía moderna, los modelos, enfoques y debates principales, tienes la “Macroeconomía” de Gregory Mankiw. Si quieres ir más lejos, ahí está la monumental “Historia del análisis económico” de Schumpeter (casi 1.400 páginas), según Fabian Estapé “la mayor, más sugestiva, más rica y cautivadora de las historias del análisis y, si se acepta la licencia, también del pensamiento económico jamás producida”. Es un libro para disfrutarlo sin prisas. Por la amplitud del campo abarcado (sociológico, histórico, antropológico, filosófico, psicológico…), el libro de Schumpeter es mucho más que análisis económico, es un libro de cabecera, y libros de cabecera hay muy pocos, quizá tres o cuatro en una vida. Claro que cada uno tiene los suyos. Schumpeter lo ve así:
Nadie puede tener la esperanza de entender los fenómenos económicos de ninguna época —tampoco de la presente— si no domina adecuadamente los hechos históricos o no tiene un sentido histórico suficiente, o lo que también se puede llamar experiencia histórica. Segunda, que el registro histórico no puede ser simplemente económico, sino que ha de reflejar también, inevitablemente, hechos «institucionales» que no son puramente económicos: de este modo facilita el método mejor para comprender cómo están relacionados los hechos económicos con los no-económicos y cómo se deberían relacionar las ciencias sociales entre ellas. La tercera es que creo que la mayor parte de los errores básicos cometidos en análisis económico se debe a la falta de experiencia histórica, con más frecuencia que a cualquier otra insuficiencia del instrumental del economista.”
(Joseph Alois Schumpeter: “Historia del análisis económico”)
Para una crítica a la ortodoxia neoclásica actual, tenemos “La economía desenmascarada” de Steve Keen (lo leo en paralelo) que cuestiona los fundamentos de la corriente económica principal. Dice cosas como esta:
Los estudiantes de economía, por lo tanto, se gradúan en programas de máster y doctorado con una creencia acrítica e injustificada en que las bases del análisis económico son sólidas, sin nociones de la historia intelectual de su disciplina, y con un acercamiento a las matemáticas que perjudica tanto su comprensión crítica de la economía como su capacidad para apreciar los últimos avances en matemáticas y en otras ciencias.
Una minoría de estos estudiantes mal informados se convierten luego en economistas académicos, repitiendo así un proceso en el que la ignorancia se perpetúa.”
Entre los libros de texto clásicos que Keen despedaza están los de Samuelson y Mankew. Curiosamente, el de Mascolell es de los pocos que se libra, en parte.

Pienso que la economía (y las ciencias sociales en general) viven una ilusión pitagórica donde los impulsos irracionales y caóticos (muy humanos) resultan molestos. Espero que nos tan molestos como a los mismos pitagóricos les sentó que Hipaso de Metaponto demostrara la existencia de los números irracionales: se lo tomaron tan mal que decidieron ahogarlo.
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martes, 16 de octubre de 2018

LA MORDAZA DE LA CHISMOSA de Minette Walters - Trapos familiares muy sucios y personajes formidables - Valoración 9/10

Título Original: The scold's bridle
Traductor: Diana Falcón
©1994, Walters, Minette
©1996, Grijalbo
2004 Debolsillo
Páginas: 336

Nada como una novela de Minette Walters para resarcirte de lecturas fallidas que pinchan por su estilo tosco o argumentos trillados. Las familias disfuncionales formadas por personajes de una potencia y complejidad psicológica dignas de Henry James, son una de las especialidades de la Walters. Pocos autores se atreverían con una pareja como la doctora Sarah Blakeney y su marido el cínico Jack, pintor fracasado de una agudeza devastadora, para mí, el personaje más logrado de la novela. Pero qué me dices de Mathilda, la vieja matriarca más maquiavélica del género negro, capaz de chantajear, asesinar a su padre, cometer incesto instrumental y maquinar feroces venganzas.
Calificar a Mathilda, su hija Joanna y su nieta Ruth de familia disfuncional, en plan asistente social, se queda corto. Esa familia tiene más mierda encima que una red urbana de cloacas.
Hay un aparente suicidio, una herencia y un inesperado testamento. No diré más sobre la trama. Y Jack que, junto la profesora Ranelagh de “La forma de la serpiente”, son dos de los personajes más formidables de la novela negra actual. Como dije en la reseña de esta novela: “Walters es un hacha ventilando los trapos sucios de individuos, parejas, familias y sociedad. Y una maestra miniaturista de la trama.” Pues eso.
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