viernes, 28 de julio de 2017

AQUÍ ESTOY de Jonathan Safran Foe - La descomposición familiar y las viejas obsesiones judias, tratadas con mucho ingenio - Valoración 8 sobre 10

Título original Here I Am
Traductor Carles Andreu Saburit
Páginas 728
Idioma Español
Publicación 2016 (2016)
Editorial Seix Barral

Julia y Jacob viven en Washington DC con sus tres hijos Sam, Max y Benjy. Júlia es arquitecta pero no ejerce, Jacob guionista de televisión y Sam, el hijo mayor a punto de cumplir trece años, se prepara para celebrar el bar mitzvá, rito judío del paso a la adultez. Son los Blochs, la locuaz familia protagonista de la novela.
 
Dos implosiones, una interna y otra externa, dan un vuelco a la historia: la interna ocurre cuando Julia descubre los mensajes guarros que Jacob intercambia con una desconocida, desde su teléfono móvil secreto. La externa, cuando un terremoto devasta Oriente Medio, sumiendo a Israel en el caos y lo expone a la invasión de sus vecinos. Pero la familia tiene más enemigos; uno de ellos, siempre al acecho, es la desconexión entre generaciones a causa de los distintos contextos sociales y culturales en que han crecido. La del abuelo Irv y el padre Jacob, patente: la del hijo Sam, abismal e ilustrada con mano maestra en una escena desternillante. Va así:

Jacob mata el avatar de su hijo en el juego virtual “Other Life”, cuando distraídamente, coge unas flores trampa – que resulta ser el Ramillete Mortal-. La empresa le pide 1.200 dólares para “el renacimiento” del dichoso avatar. El diálogo histérico entre Jacob, Sam y el interlocutor telefónico de la empresa “Other Life” - alguien con un acento casi impenetrable, que hacía todo lo posible para que no se notara que era un indio imitando a un estadounidense -, es antológico.

Hay más temas (obsesiones) de fondo:

- El sexo, con una escena masturbatoria de Sam que recuerda algunas del “Portnoy” de Roth.

- El peso de la historia, las tradiciones y la religión en los judíos, cualquiera que sea su origen y su grado de integración, y su obstinada adhesión a los rituales aún juzgándolos vacíos de sentido.

- La tensión entre los judíos israelitas y los descendientes de la diáspora, integrados en otros países. Los primeros exigen mayor compromiso con la causa sionista a los segundos. Y éstos se debaten entre los sentimientos de arraigo y los remordimientos de conciencia.

La estructura narrativa es como si arrojaran sobre la mesa las piezas de un puzzle (secuencias y diálogos) y las fueras cogiendo al azar. El truco es no preocuparse de la trama, disfrutar de cada pieza y dejar que el puzzle se arme solo.

El recurso narrativo principal es el diálogo, casi siempre ágil, terso y punzante:

Irv bajó las cuatro ventanas y le dijo a Jacob:

—Te falta fuerza.

—Y a ti te falta inteligencia. Juntos formamos una persona absolutamente incompleta.

—En serio, Jacob, ¿a qué viene esa famélica necesidad de amor?

—En serio, papá, ¿a qué viene esa famélica necesidad de diagnosticarme?

Pero a menudo se desliza hacia el revisionismo más irritante y claustrofóbico, muy común entre los grandes escritores judíos como Bellow, Roth o Malamud, que estos compensan con más amplios horizontes narrativos de los que Foer carece.

Una novela ingeniosa, apoyada en diálogos chispeantes y con dos o tres escenas antológicas. Para mi, redundante en las obsesiones judías típicas; todo eso ya estaba dicho.

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