Título original Solar
Traductor Jaime Zulaika Goicoechea
Páginas 360
Idioma Español
Publicación 2010 (2011)
Editorial Editorial Anagrama S.A.
Otra estimulante alternativa, como lectura de verano, es adentrarse en la obra de Ian McEwan, para muchos, el escritor actual más importante en lengua inglesa, seguidor de la estela de los Saul Bellow, John Updike o Philip Roth, verdaderos clásicos contemporáneos de la novela realista.
Hasta ahora había leído Los
perros negros (1992), novelita en que opone dos visiones del mundo: una
científica y otra trascendente; Chesil
Beach (2007) en la que narra la noche de bodas de una pareja en los años
60, su entorno social y represiones sexuales, y Sábado (2005) centrada en un neurocirujano, la entrega a su
profesión, su familia y un incidente violento. No se por qué razón, en 2011,
cuando se publicó, no leí Solar;
quizá pensé que era una novela de ciencia-ficción (de hecho veo que en la Wiki se la clasifica en el
subgénero de “Cli-Fi”, una distopía sobre el cambio climático al lado de El mundo sumergido de Ballard). Nada de
eso. El único elemento “distópico” es que la fotosíntesis artificial que hoy
está en proceso de investigación (1), en la novela se concreta en una planta
piloto que Beard ha construido en Nuevo México y que no llega a funcionar. En
contra de la opinión de algunas críticas (2) que la consideran una obra menor,
a mi entender, es la mejor novela que he leído de McEwan.
Una novela centrada en el calentamiento global y la búsqueda
de energías alternativas, podría enfangar a otro autor con menos sabiduría
narrativa que McEwan. Ya se sabe: las disertaciones técnicas y científicas
ahuyentan a muchos lectores; pero el autor las inserta donde toca y no sermonea
al respecto. Los temas densos no me cansan si son tratados con inteligencia e
ironía. Me recuerda la estupenda novela de John Updike, “La versión de Roger”, en que un veterano teólogo se enfrenta a un joven
informático que pretendía demostrar la existencia de Dios por métodos científicos;
en las dos hay ironía y faldas de por medio.
Michael Beard es un premio Nobel de física, especialista en
fotones, sesentón, físicamente repulsivo, bebedor y glotón, con cinco
matrimonios a sus espaldas, en clara decadencia intelectual, oportunista y
desleal, que se aferra a sus laureles y dirige un centro de investigación sobre
el calentamiento global. Patrice, su joven quinta esposa, descubre sus
infidelidades y se las devuelve acostándose con Tarpin, contratista que había
hecho reformas en su casa y Tom Aldous, joven científico colaborador de Beard.
Aldous muere accidentalmente en una discusión en casa de Beard (resbala en una
piel de oso) que arregla la escena del crimen para que se acuse a Tarpin al que
le cae una condena de 16 años. Aldous le deja sus notas sobre la fotosíntesis
artificial y, a los cuatro años, Michael Beard está en Nuevo México para
inaugurar su planta piloto de producción de electricidad por fotosíntesis. Para
Beard, el calentamiento global es un negocio vestido de Gran Causa, que
fracasará por culpa de su temperamento rastrero.
Algunos episodios humorísticos, narrados con una interesante
técnica de “suspense cómico”, son dignos de señalar: cuando se para a mear en
una travesía por el ártico, a 20º bajo cero, y cree que se le ha congelado y
desprendido el pene; o le persigue un oso polar y no le arranca la moto-nieve;
o cuando se irrita al creer que un desconocido, que viaja con él en el tren, se
está comiendo su bolsa de patatas fritas. No es solo una novela de humor, pero
a veces te ríes. Y con ganas.
La novela plantea dos frentes: el de la vida personal de
Beard, caótica, cuajada de infidelidades, huidas de compromisos y traiciones; y
el profesional, repleto de intrigas, ambición, juego sucio y maquinaciones. Los
dos planos perfectamente encastados y lubricados por un estilo elegante, fresco
y conciso, sazonado por una sofisticada ironía que a veces troca en abierto
humor, se funden para dar forma a Michael Beard, uno de los más completos (y divertidos)
antihéroes de la novela contemporánea.
Se ha dicho que el final abrupto, que sugiere otra deserción
más de Michael Beard, anuncia una segunda parte de la novela. A mi el final me
parece bien y no lo veo como un “continuará”. Un 9.
NOTAS
(1) “122 millones de dólares invertidos en el Joint Center
for Artificial Photosynthesis (JCAP) y ocho equipos de investigadores dedicados
en exclusiva a desarrollar la fotosíntesis artificial dan la idea de que
Estados Unidos apuesta de lleno por este futuro energético. Uno de esos equipos
está liderado por el físico y matemático John Gregorie, cuya misión es que el
conocimiento científico sobre la fotosíntesis se convierta en "innovación
real". "Capturar la luz eficientemente, llevar a cabo reacciones
catalíticas para obtener hidrógeno y separar el combustible para su extracción
sencilla son tres procesos desafiantes que están más que conseguidos por
separado en el laboratorio", asegura Gregorie.” (El País 16 de Nov 2015)
http://elpais.com/elpais/2015/10/19/ciencia/1445246229_278009.html
(2) The Independent 2010
The Washington Post 2010
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