sábado, 28 de enero de 2017

AUTORIDAD E INDIVIDUO de Bertrand Russell - Claro, sintético y básico con un punto de soflama moral - Valoración 8 sobre 10

Título original Authority and the individual
Traductor Márgara Villegas]
Páginas 127
Idioma Español
Publicación 1949 (1996)
Editorial Fondo de Cultura Económica

Leo este librito de Russell para tomar aliento, coger fuerzas antes de emprender la lectura de un Derrida de título “El fundamento místico de la autoridad”. Debo leer a Derrida para que no se diga que si hablo sin conocimiento de causa… que no puedo criticar algo que no conozco… y cosas así. Voy a leer un Derrida ¿Vale? Lo haré. Pero una simple ojeada me convence de que nada ni nadie podrá ayudarme. Me temo; pobre de mi.
Pronto me doy cuenta de que el librito de Russell no me va servir para armarme contra Derrida; pero como es cortito y del “maestro”, venga, me lo zampo. Va de cómo compaginar la necesidad de un gobierno que cohesione y regule la sociedad compleja, con la salvaguarda de la iniciativa personal que garantiza la innovación y el progreso. El libro de Derrida no sé de qué va. No me basta con una ojeada y, por lo que veo, no me bastará ni con leerlo tres veces.
Russell no trata de todas las formas de autoridad (personal, intelectual o carismática), nos habla de la autoridad política  cuya misión es garantizar la cohesión social, evitar los conflictos que se derivan del instinto agresivo del individuo y la tribu y estimular la creatividad individual y local descentralizando el máximo de competencias.
El gobierno debe ocuparse de garantizar seguridad, justicia y conservación.

    -         La seguridad, en el sentido de protección de la vida y de la propiedad.
-          El estado debe intervenir para asegurar la justicia, principalmente la económica.
-          La conservación se refiere a las infraestructuras y, sobre todo, a los recursos naturales.

Todo lo demás debe dejarse a los gobiernos locales. Propone un gobierno mundial a cargo de esas tres necesidades (que incluyen preservar la paz) y una confederación de gobiernos autónomos que gestionen a su manera la economía local, la enseñanza o la sanidad.
Hace una interesante defensa de la industria artesana que me recuerda  la que a mí, no se cómo, se me ha metido en la cabeza: para paliar el desempleo, los ayuntamientos y otras entidades locales deberían promover las cooperativas laborales para fabricar productos básicos (textiles, muebles o butifarras), con el fin de emplear y pagar sueldos. La solidaridad haría que funcionara: sabes exactamente cuanto empleo generan, en tu pueblo o comarca, los productos que consumes. Creo que la globalización y la deslocalización desertizan muchos territorios y la economía cooperativa es un buen remedio. Se trata de empezar y crecer con la experiencia.
Un librito básico, escrito con la claridad y capacidad de síntesis que caracteriza a Russell, no exento de ese molesto aire de soflama, de sermoneo, que tienen todos los discursos cuando se ponen morales.

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