Páginas 113
Aquí puede uno descargar un librito, editado por la FAES y escrito por José María
Aznar y Mario Vargas Llosa, en memoria de Jean-François Revel, titulado “Elogio
a un liberal”. Ese detalle hubiera bastado para evitar la tentación de leer a
Revel si no fuera por mi costumbre de informarme sobre un autor que no conozco
después, y no antes, de leer uno de sus libros. No se, por aquello de tener una
primera impresión (vana, siempre) libre de prejuicios. Y me alegro, porque éste
libro de Revel me ha gustado.
“¿Para qué los filósofos?” (1957), fue el primer libro del
filósofo Revel en que se dedica a descuartizar la filosofía continental, sobre
todo la francesa, y a partir de ahí se pasa al periodismo y el análisis
político. Hola y adiós, pedazo de inútiles. El resto de su carrera la ejerce
como beligerante polemista en defensa del pensamiento liberal contra el ogro de
las izquierdas, haciendo pareja con Raymond Aron. No he leído sus libros
políticos (1), pero lo haré; hasta que me canse, claro.
Mi corta experiencia con la filosofía contemporánea ha
consistido en esporádicos acercamientos cautelosos y decepcionantes: a ver… a
ver… esto no, esto tampoco, indescifrable, vaya empanada. Los analíticos (Ayer,
Davidson, Rorty…), ininteligibles
vueltas con el lenguaje; los continentales (Heidegger, Ricoeur, Lacan, Lyotard,
Deleuze…), oscuros, caóticos o triviales. Recuerdo que el último intento fue
con… ¿algo de Davidson? Después de
una larga disquisición sobre si había que “desentrecomillar” o no, nosequé,
salí corriendo. ¿Y los franceses? ¡Ah, los franceses! El estupendo libro de
Alan Sokal (2) me ratifica e inmuniza para siempre.
Revel carga contra todo bicho filosófico viviente:
historiadores de la filosofía como R. Mondolfo, Heidegger, Bergson, Sartre
(menos), Lacan, Berkeley, Hegel, Kant, Lévi Strauss (menos), la filosofía académica,
y en general la psicología y la sociología. Salva a Sartre y a Freud por sus
aportaciones concretas, no por sus planteamientos generales.
Como antes la religión, la filosofía retrocede, por
incomprensión, ante las ciencias más maduras como la física o la biología y se
parapeta tras las más inmaduras, como la psicología o la sociología. Los
filósofos pontifican de estética sin saber nada de arte, de ética sin ser
moralistas, de metafísica sin saber nada de física, de la mente sin idea de
psicología; con el agravante que sus teorías totales, no se conforman con
explicaciones parciales como hace la ciencia. Durante siglos, la filosofía ha
remplazado a la ciencia y hoy “Al no
poder remplazar a la ciencia, el filósofo quiere explicarla.” La realidad
es que los científicos nunca han necesitado de la filosofía para avanzar.
Estoy con Revel en que lo que importa son los hechos y los
análisis concretos en vez de los sistemas totales que tanto gustan a los
filósofos y que edifican a espaldas de los hechos. A mi que me den datos, que
ya me encargaré yo de interpretarlos. O como decía Mark Twain: “Obtén los hechos primero, y luego distorsiónalos
como quieras”. Más información y menos opinión. ¿Qué es la cultura sino un
gran sistema total de filtración y distorsión de hechos?
Lo que Revel reprocha a la filosofía académica yo lo haría
extensible a la “Tradición Cultural”:
“Arrastra así nuestra
época una suerte de capas geológicas de antiguos problemas, que si nos
remontásemos sin más ni más a su “origen” filosófico e intentásemos
“reactivarlo” para nosotros, se revelarían como realmente inconcebibles.”
Se dice que somos herederos del racionalismo ilustrado. Ya.
Pero solo veo tradiciones de origen religioso, pagano y folklórico. Dime una sola
tradición ilustrada. ¿Los sanfermines? ¿Las navidades y semanas santas? ¿El día
de la madre? ¿Qué tradición resistiría que nos remontáramos a su origen?
¿Cuántas capas geológicas de tonterías fosilizadas hay en las tradiciones?
También comparto su crítica a los vocabularios herméticos.
¡Cada corriente filosófica y, a menudo, cada autor tienen el suyo! La comparto
y la hago extensible a todas las humanidades. Lo clava cuando cita a Kierkegaard
y su control de calidad:
“El medio infalible
para saber si alguien comprende lo que dice es invitarlo a decirlo de otra
manera.”
¿Reparos? También los tengo. ¿A que vienen esas reverencias
a Platón? (No es el único. Platón por aquí, Platón por allá… el pan de cada día
de todo filósofo que se precie.) ¿Qué queda hoy de Platón y de su idealismo
metafísico de Ideas colgando de la bóveda celeste? Las Ideas no están ahí
esperando que alguien las descubra; hay que currárselas. Y si lo están, colgadas
en la bóveda, están todas, las correctas y la erróneas, verdaderas y falsas, y
parece que Platón y sus acólitos tenían querencia por las falsas.
Otro reparo pero que disculpo: defiende a Freud contra la
psicología trivial de su época. De acuerdo, cuando escribió el libro, en 1957,
las neurociencias estaban en pañales.
Bueno. ¿Para qué negarlo? Es un libro fresco y estimulante.
Revel sabe poner de los nervios a los pomposos sabelotodo. Otro cantar serán
sus libros políticos con fama de adalid liberal y apisonadora de las izquierdas.
Que sea tan elogiado por la Faes
(Aznar y su amigo Vargas Llosa), lo que es favor, no le hace.
NOTAS
(1) Otros títulos de Revel como polemista político:
-
Las ideas de nuestro tiempo. Ed. Emecé. Buenos Aires
(1973)
-
La tentación totalitaria. Plaza & Janes (1976)
-
El Estado megalómano. Planeta (1981)
-
Cómo terminan las democracias. Planeta (1985)
-
El conocimiento inútil. Espasa-Calpe (1993)
-
El monje y el filósofo. Urano (1998)
-
La gran mascarada. Ensayo sobre la supervivencia de la
utopía socialista. Taurus (2000)
-
Diario de fin de siglo. Ediciones B (2002)
-
La obsesión antiamericana. Dinámica, causas e
incongruencias. Urano (2003)
(2) Alan Sokal (1999) - Imposturas intelectuales, Paidós
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