Título original Black Widow
Traductor Victoria Horrillo Ledesma
Páginas 464
Idioma Español
Publicación 2016 (2017)
Editorial Harper Collins
En las novelas de Daniel Silva, como en toda novela de
aventuras que se precie, prevalecen la acción, el suspense y el riesgo, sostenidos
por una trama sólida en torno a temas de candente actualidad. No se recrea en
la introspección psicológica de los personajes y su análisis del trasfondo
político no es exhaustivo, pero sí suficiente. No hay “paja”, rellenos o partes
que no estén justificadas; posee la lógica de un mortal juego de ajedrez. Son productos dignos, escritos con competencia
y respeto al lector que cumplen holgadamente su objetivo: atrapar y mantener en
vilo al lector.
El género de espionaje que hace Silva, no es suntuoso al
estilo James Bond, o tecnológico al estilo de Tom Clancy, ni elíptico como en Len
Deighton (1) o sombrío y melancólico como John Le Carre en su primera etapa, es
un espionaje de infiltración, de a pié, cuyas armas son la astucia y la
determinación.
Tristes coincidencias.
Daniel Silva estaba trabajando en esta novela cuando se
produjeron los atentados de París y Bruselas; yo la terminaba de leer cuando se
produce el atentado de Londres. La coincidencia me impresionó y Silva dice que
pensó en dejar el libro. Unos compañeros del insti de mi hija estaban en
Londres durante el último atentado. Los ataques de ISIS en Europa son tan
frecuentes que coincidir con uno de ellos no es difícil.
La viuda negra.
“Muchas son mujeres cultas, mucho más formadas que los
hombres que se han unido al ISIS. Tienen prohibido luchar, así que asumen
tareas de apoyo importantes. En muchos aspectos, son las mujeres las que están
construyendo el califato. Muchas de ellas se casan, además, con hombres que
tienen muchas probabilidades de convertirse en mártires en un futuro cercano.
Una de cada cuatro queda viuda. Las viudas negras —añadió—. Adoctrinadas, amargadas,
vengativas. Lo único que hace falta es un buen reclutador o un ojeador con
talento para convertirlas en bombas de relojería andantes.”
Gabriel Allon, el
legendario espía y asesino, iba a ser nombrado jefe de los servicios secretos
de Israel, cuando explota una bomba en el barrio judío de París causando una
gran masacre con numerosos muertos y mutilados, entre los que se cuenta Hannah
Weinberg, una antigua amiga de Allon. Paul Rousseau, el jefe del grupo
antiterrorista francés, contacta con Allon para informarle de que Hannah le ha
dejado en herencia un valioso cuadro de van Gogh y pedirle ayuda en la
investigación del atentado. Allon acepta y decide infiltrarse en ISIS para
identificar y neutralizar los planes de “Saladino”, el líder más cruel, frío y
calculador de la organización terrorista. Natalie, doctora que habla varios
idiomas, es adiestrada por el equipo de Allon para adoptar la identidad de
“viuda negra” y llegar hasta Saladino. Pero éste prepara un atentado masivo en
USA y se propone utilizar a Natalie como “distracción” de los servicios de
inteligencia.
Aunque se trata de una novela de acción de las que aceleran
el pulso, Silva dibuja un cuadro realista de los errores políticos y estratégicos
de occidente en relación al polvorín de oriente medio. Son muchos: desde la
eliminación de los dictadores de la zona que tenían bajo control el radicalismo
islámico, al apoyo a las “primaveras árabes” sin calcular las consecuencias, la
ceguera de la CIA
ante los atentados del 11-S y la dudosa decisión de invadir Irak y después
retirar las tropas dejando el terreno abonado para la implantación y ascenso de
ISIS.
Hasta ahora, he leído cuatro novelas de la serie Gabriel Allon de Daniel Silva: El confesor, Las reglas del juego, El hombre de Viena y La viuda negra; a todas las he
valorado con un 9. Sólo recuerdo otro autor, dentro del género de espionaje
actual, que haya merecido mi tan alta estima. El afortunado es…Nelson DeMille,
por su humor y sarcasmo irreverentes. No os perdáis su serie protagonizada por
el incomparable John Corey.
NOTAS
(1) Len
Deighton, un Kafka del espionaje. Cínico, sinuoso, a veces dueño de una oscura
poética; su obra es todo un reto, sólo apta para paladares exquisitos Me siento
tentado a releer su estupenda primera trilogía de Bernard Samson:
- El juego de
Berlín (Berlin Game, 1983)
- El set de México,
1984
- El partido de Londres,
1985
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