Título originalWhite lead
TraductorMiguel Ros
Páginas288
IdiomaEspañol
Publicación2016 (2017)
EditorialSiruela
El título hace referencia a un pigmento altamente tóxico,
utilizado desde la antigüedad para obtener distintas tonalidades de color
blanco. Leo la novela por el elogio que David Foster Wallace dedica a la
escritora; no al libro, que se publicó ocho años después de la muerte de
Wallace.
En la casa de subastas Claiborne’s aparece un cadáver y
desaparece el cuadro de Las meninas
de Velázquez. Stella da Silva, la
conservadora de arte de la firma y posible testigo de los hechos, vigilada y
amenazada por unos matones, emprende la investigación de los destinos del
famoso cuadro, con la reticente ayuda del agente de policía Demetrius Pitt. La
novela es un popurrí de curiosas informaciones sobre la fabricación de
pigmentos, materiales, técnicas pictóricas y de conservación, y sobre el tráfico
de obras de arte, auténticas o falsas, como medio de blanqueo, intercaladas de escenas
de acción algo improvisadas. El ajetreado periplo de Stella resulta forzado,
poco congruente, simple pretexto para que la autora inserte digresiones
técnicas, y las secuencias de acción, que claramente no son lo suyo, aparecen
como incrustadas a capricho.
Todo lo anterior no impide que la obra resulte entretenida,
curiosa e informativa para los interesados en las entrañas de las subastas de
arte, el mercado negro y la conservación (que no restauración) de pinturas. Y
una secuencia original con un chimpancé asesino.
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