lunes, 19 de febrero de 2018

LA CAIDA DEL IMPERIO ROMANO de Peter Heather - Rigor histórico y emoción narrativa a ritmo cinematográfico. - Valoración 9/10

Título originalThe Fall of the Roman Empire: a New History of Rome and the Barbarians
TraductorTomás Fernández Aúz; Beatriz Eguibar
Páginas704
IdiomaEspañol
Publicación2005 (2006)
EditorialCrítica

Desde la gran epopeya de Gibbon, “La caída del Imperio Romano” de Heather, quizá se la mejor narrativa panorámica del todavía enigmático derrumbamiento de la Europa romana. Sin menoscabo del rigor, aquella solemnidad irónica de Gibbon la continua Heather, en versión más actual:
Y en el transcurso del siglo V, la porción occidental del imperio romano, junto con todas las estructuras y procedimientos que había alimentado durante siglos, dejó de existir, dejando tras de sí el cadáver que constituye el tuétano de este libro.”
La arrolladora presión de los hunos empujó a los godos a migrar masivamente hacia el sur y los mermados ejércitos imperiales no pudieron hacer frente al coladero. El Imperio Oriental, involucrado en las guerras con los persas y los hunos, no pudo acudir en ayuda de occidente y la migración-invasión resultó imparable. Dicho así parece sencillo, pero, en detalle, es un impresionante caos de alianzas y choques entre decenas de tribus godas, los hunos, los ejércitos de los dos imperios y guerras civiles internas en cada uno de los bandos. La mayor hazaña es la Peter Heather que logra hacer comprensible al lector ese intrincado embrollo con una narración ágil, vibrante y colorista de más de 700 páginas en las que no escatima joviales toques de humor:
Los romanos conocían la calefacción central, tenían un tipo de sistema bancario basado en principios capitalistas, y disponían de fábricas de armas e incluso de asesores políticos, mientras que los bárbaros eran simples agricultores con cierta inclinación por los prendedores decorativos.”

El título de la obra es significativo si lo comparamos con el paradigmático de Gibbon. Edward Gibbon tituló su monumental obra como “Decadencia y caída”, mientras Heather lo deja solo en “La caída”. Y ahí está la diferencia: para Heather no hubo tal decadencia y lo argumenta aludiendo a “los muchos ejemplos de cooperación entre bárbaros y romanos, así como de interacción no violenta.” Para Heather, Roma no estaba debilitada y la invasión goda tuvo las causas naturales que puede tener un alud. Por supuesto, el cristianismo nada tuvo que ver con la debilidad romana; Constantino lo oficializó para aprovechar sus sólidas estructuras locales y la sustitución del politeísmo por el monoteísmo fue gradual y, en líneas generales, incruenta. Yo creo que la polémica no está resuelta, que la invasión goda, básicamente analfabeta (sus masas y sus líderes), favoreció la consolidación del cristianismo que quizá, en un mundo romano con élites y burocracias cultas, hubiera acabado por disolverse en una filosofía más como los estoicos, epicúreos o neoplatónicos. Heather pasa por el tema de perfil. Para saber sobre el contexto espiritual donde nació el cristianismo hay que leer a Dodds (1) y Brown (2), y para entender sus estrategias de expansión a MacMullen (3). Heather está del lado de la tesis de la “transformación”, aunque yo creo que su propia narración de los pormenores la desmiente al quedar claro que Roma cayó porque la empujaron (desde dentro y desde fuera). Bryan Ward-Perkins, un poco en soledad, defiende la tesis del “derrumbe” y el colapso de la civilización.
El libro comienza con un episodio de “La guerra de las Galias” de Julio Cesar: la traición de Ambiorix, la emboscada de los eburones y el suicidio en masa de los legionarios supervivientes. Es un relato de ritmo cinematográfico que ilustra como funcionaban las legiones en el año 54 A. C. Nunca se rendían y siempre cobraban las deudas: “Si los custodios de la impedimenta estaban dispuestos a luchar durante un día entero sin esperanza de éxito y a suicidarse en bloque antes que rendirse, los enemigos de Roma iban a verse en un grave aprieto.
Luego, para situarnos en el contexto del siglo IV D. C. y compararlo con la Roma de César 400 años antes, recurre a siete discursos y unas novecientas cartas del senador y gran terrateniente romano Aurelio Símaco cuya correspondencia “resulta fascinante por el enorme número de sus corresponsales y por la luz que arroja sobre distintos aspectos del estilo de vida que llevaban los romanos de la Roma tardía.
Sigue la misma técnica cinematográfica del salto temporal de 400 años al contarnos el viaje de Símaco a Tréveris para entregar el oro de la corona a Valentiniano I.

Se trata de una historia cercana al estilo tradicional centrada en acontecimientos y personajes: Aecio, el último general romano y su lucha, trágica y desesperada, por salvar el Imperio; Gala Placidia, hermana y esposa de emperadores; Atila y los hunos, sobre los que hace un relato exhaustivo de sus costumbres y formas de guerrear. Gran parte del libro es historia militar contada con brillantez y todo tipo de detalles: las guerras del Danubio, Hispania y África; las alianzas y las batallas con los hunos; un análisis (basado en los Notitia Dignitatum) de la pérdida de capacidad militar por los desequilibrios entre ejércitos de campaña y las tropas de guarnición… Todo ello impregnado de una saludable pedagogía sobre la interpretación de las fuentes a las que hay considerar con las precauciones debidas a “vendedores de coches usados”.
Para Heather el empuje de los hunos causó las oleadas de invasiones de los años 376 y 405 a 408. La pérdida permanente de territorios generó una formidable disminución de ingresos al estado central y, finalmente, el imperio de Occidente se disolvió porque se establecieron demasiados grupos extranjeros en sus territorios, y porque éstos expandieron sus posesiones mediante la guerra.
Si pesáramos el texto dedicado a la historia interna del Imperio y la historia de los “bárbaros”, la balanza se inclinaría del lado de los últimos. Al fin y al cabo Heather, es uno de los mejores especialistas en las tribus germánicas.

Vibrante narración de alturas épicas y excelencia académica a ritmo cinematográfico. Macaulay dijo algo así como que un buen libro de historia debería poder reemplazar, en la mesita de noche, la última novela que leía una joven dama. Salvando las distancias, en beneficio del libro de Heather, éste podría ser el caso.

(1) E. R. Dodds: Paganos y cristianos en una época de angustia (1968)
(2) Peter Brown: El primer milenio de la cristiandad, Crítica, 1997
(3) Ramsay MacMullen: Christianizing the Roman Empire: AD 100-400 (1984)

¿Has leido el libro o te gustaria leerlo?. Haz tu comentario. Has llegit el llibre o t'agradaria llegir-lo ?. Fes el teu comentari.

No hay comentarios:

Publicar un comentario