Título original: The Likeness (2008)
Serie Garda 02
Editorial: RBA (2011)
Páginas: 656
Sinopsis de la editorial.
Tarde o temprano, el pasado siempre vuelve.
Hacía mucho que Cassandra Maddox no oía hablar de Lexie
Madison; en concreto cuatro años, cuando Frank Mackey, su superior en
Operaciones Secretas, le ordenó infiltrarse en el mundillo de la droga bajo una
nueva identidad: Alexandra Madison, estudiante del diversity College de Dublín.
Después de aquella misión, abortada cuando fue apuñalada por un paranoico,
Cassie se incorporó a Homicidios y más adelante a Violencia Doméstica, y el
nombre de Lexie cayó inevitablemente en el olvido… Hasta el día en que, en un
bosque a las afueras de Glenskehy, no muy lejos de Dublín, se halla el cadáver
de una joven identificada como Lexie Madison. La noticia sume a Cassie en el
desconcierto. «Aquella joven era yo»: sus mismos ojos, su nariz respingona;
ambas son como dos gotas de agua. Aprovechando esta inexplicable coincidencia,
Mackey urde un plan tan ingenioso como arriesgado para descubrir al asesino:
«resucitar» milagrosamente a Lexie ante la opinión pública y hacer que Cassie
adopte, por segunda vez, su antigua identidad.
Seducida por el reto, Cassie se instala en Whitethorn House, donde Lexie convivía en aparente
armonía con cuatro excéntricos estudiantes, sobre quienes recaen todas las
sospechas. Mientras trata de echar abajo las coartadas de cada uno ellos,
Cassie empezará a sentirse fascinanada por la mujer que le «robó» su creación y
por este grupo tan peculiar, en especial su líder… Una fascinación que alterará
el devenir de la investigación y pondrá en peligro su vida.
Comentario.
Resulta que los personajes que deberían ser fascinantes no
lo son, ni los cuatro de Whitethorn House, ni Lexie Madison, la suplantadora suplantada.
Páginas y más páginas de almuerzos, cenas y veladas alcohólicas en el caserón
no consiguen que el lector simpatice o llegue a odiar a ningún personaje porque
no llega a conocerlos. Y no los conoce porque están huecos, apenas algo más que
poses. Te inclinas a sospechar que la regla que prohíbe hablar del pasado al
grupo es un artificio de la French para evitar tener que llenarlo. Para que la
novela funcione, el lector debe entender el proceso de identificación de la
detective Maddox con el grupo que infiltra, y eso, a pesar de los esfuerzos de
French, no sucede. No es fácil dotar de contenido a un grupo de intelectuales
excéntricos que los haga creíbles, corpóreos, si no eres una A. S. Byatt,
una Iris Murdoch, una Doris Lessing, o, en clave de humor, un DavidLodge, y Tana French no lo es. Posee agudeza, buen estilo y una facilidad
narrativa exuberante (a veces desmesurada), pero le falta un peldaño para
culminar las tramas y el acabado de algunos personajes. Frase a frase, página a
página y la serie Garda tomada en su totalidad, es de lo mejor que hoy se puede
leer del género negro al estilo inglés, como queda demostrado en FaithfulPlace al pintar el ambiente proletario de un barrio degradado de Dublín,
al representar el mundo adolescente en El lugar de los secretos,
o al describir el descenso a los infiernos de la locura de la familia Spain en Nohay lugar seguro.
Llama la atención que sus dos novelas de ambientes cerrados,
el caserón del grupito excéntrico de En piel ajena y el internado
de El lugar de los secretos, son seguramente sus dos novelas más
flojas y las únicas no premiadas (me reservo la opinión sobre El silencio
del bosque que aún no he leído). ¿Será porque este tipo de obras
requieren una arquitectura más contenida, precisa y menos dispersa?
Buena entrada de Frank Mackey como secundario
que será el protagonista y narrador de la siguiente novela de la serie: la
excelente Faithful Place.
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