Páginas 96
Idioma Inglés
Publicación 2012
Editorial Free Press
Me he atrevido con este ensayo en inglés porque es corto y
asequible.
Para Sam Harris el libre albedrío es una ilusión y para
demostrarlo parte de un caso extremo de conducta violenta ocasionada por un
tumor cerebral y lo amplifica:
“Un trastorno neurológico parece ser sólo un caso especial de los
sucesos físicos que dan lugar a pensamientos y acciones. La comprensión de la
neurofisiología del cerebro, por lo tanto, parecería ser tan exculpatoria como
la búsqueda de un tumor en el mismo.”
En buena parte del ensayo, Harris, discute el compatilismo
de su amigo Daniel Dennett. El compatibilismo sostiene que podemos ser libres
al tiempo que estamos sujetos al determinismo real. Dennett propone un
sucedáneo de libre albedrío tan parecido a la libertad real que, a todos los
efectos, puede suplantarla. A mi me vale, pero a Harris no; él defiende que los
actos humanos están condicionados por la genética y las condiciones ambientales y,
por lo tanto, por la “suerte” de partida que uno tenga. El tema de la
responsabilidad, muy ligado a si tomamos nuestras decisiones libremente, lo
resuelve por vía pragmática: no podemos apoyarnos en el libre albedrío para
responsabilizar al delincuente, pero debemos neutralizarlo como lo hacemos con
los virus y bacterias nocivos y “aislarlo” para que no cause daño. Eso lo
lleva a concebir la justicia como autoprotección e ir más allá, hasta una
confusa defensa del castigo y la venganza. Por supuesto, desprecia el objetivo
rehabilitador de las instituciones penitenciarias.
Por lo que conozco a Harris y a Dennett, no creo que sus
ideas sean tan distantes, creo que la diferencia es, más bien, de talante.
Dennett es más considerado y respetuoso con sus oponentes, se esfuerza en
comprender sus puntos de vista y construye análisis sofisticados para
convencerlos. Harris es una versión radical de Dennett y, simplemente, descarta
y contraataca, en plan conminatorio, no pudiendo evitar un tufillo totalitario.
La discusión histórica del determinismo-indeterminismo se
remonta a Hobbes, Hume, Laplace, Kant, William James, etc. Casi todos los
filósofos han debatido sobre el asunto, pero el determinismo contemporáneo se
apoya en Libet (aquí se discute y aquí se analiza con mucho detalle).
Creo que el experimento de Libet se extrapola en exceso,
como tantas veces ocurre con teorías científicas cuando se sacan de su contexto
(teoría cuántica o evolucionismo). Libet descubrió que la actividad cerebral
inconsciente que llevaba a la decisión consciente de mover la muñeca comenzaba
medio segundo antes de que el sujeto conscientemente decidiera moverla. Él
mismo da cabida al libre albedrío atribuyéndole un derecho de veto a los
impulsos inconscientes.
Pienso que la diferencia entre las acciones impulsivas y las
acciones planificadas es importante. La experiencia enseña a vetar los impulsos
y a calcular los riesgos. Eso queda claro en las decisiones importantes:
comprar un coche, una casa o elegir pareja.
Si tengo que comprar un coche, mi primer impulso me inclina
por un gran todoterreno rojo, de más de 200 CV, con los mejores acabados (si
soy un hedonista del motor). Pero después pienso en el consumo, los gastos de
mantenimiento, el impuesto de circulación, el coste de las reparaciones; hago
cálculos, analizo mis necesidades y me inclino por un modelo más modesto.
La cantidad de cálculo que interviene en tus decisiones está
determinada por tu genética, tu educación y tu experiencia. En ese sentido es
determinista. Pero si eres una persona calculadora planificas mayor número de
decisiones que otra persona impulsiva.
Opino que ahí está
la clave: una persona entrenada en planificar acumula experiencias beneficiosas
en su vida como resultado de aplicar el cálculo en vez de seguir los impulsos,
eso hace que su inconsciente esté más ejercitado para vetar los impulsos, parar
y planificar sus acciones en previsión de las posibles consecuencias. Veo la
planificación como un paso evolutivo superior, una respuesta evolutiva a una
sociedad y cultura más complejas. Cuando el ser humano aprende a vetar sus
impulsos y planifica, ejerce su libre albedrío. Y también creo (pero esto es otra
discusión), que el ejercicio de funciones superiores como la planificación han
contribuido a la formación del Yo y la autoconsciencia.
Coincido con las ideas que expone Matt Ridley en su libro
“The Evolution of Everything”, que pronto reseñaré, donde defiende que todos
los sistemas complejos (la naturaleza, la sociedad, la mente, la cultura, etc.)
responden a una evolución adaptativa desde abajo, sin diseño alguno, por muy
sofisticados que lleguen a ser. A este ensayo de Harris le doy 8.
El tema del libre albedrío, como todas las cuestiones
filosóficas, viene de largo y es complicado. Quien quiera comprobarlo, no tiene
más que navegar un poco por la estupenda Stanford Encyclopedia of Philosophy (http://plato.stanford.edu/search/searcher.py?query=free+will)
o la no menos estupenda THE DETERMINISM AND FREEDOM PHILOSOPHY WEBSITE
de Ted Honderich (http://www.ucl.ac.uk/~uctytho/dfwIntroIndex.htm)
que es también el editor de "The Oxford Companion to Philosophy". O por la Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Libre_albedr%C3%ADo).
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