lunes, 18 de abril de 2016

QUÉ NOS HACE HUMANOS de Matt Ridley - Un libro deslumbrante, repleto de información y escrito con nervio y elegancia - Un 10


Título original Nature via nature. Genes, experience, and what makes us human
Traductor Teresa Carretero | Irene Cifuentes
Páginas 363
Idioma Español
Publicación 2003 (2004)
Editorial Taurus
 
No sabía que los sordos se pueden volver manualmente «afásicos» después de un ictus que afecte a las mismas regiones del cerebro que provocarían afasia en las personas que oyen. Es decir, un sordo no puede expresarse en lenguaje gestual si tiene afectada la región del habla en el cerebro (área de Broca).
Tampoco conocía la probable cadena causal que facilitó el lenguaje: el bipedismo liberó las manos que quedaron disponibles para manipular y gesticular, una modificación en el hombro permitió el lanzamiento (que los chimpancés no pueden hacer) y que requiere movimientos coordinados y planificación. “El lanzamiento, la construcción de herramientas, o los propios gestos seguramente permitieron que de forma fortuita las regiones cercanas a la cisura de Silvio sufrieran un proceso de preadaptación para la comunicación simbólica”. De ahí vino el habla por gestos y, finalmente, el lenguaje. La capacidad para manipular y el lenguaje dieron lugar a la cultura.
Y muchísimos más detalles que no dejaron de asombrarme en la excitante lectura de este libro.

Matt Ridley (1958) es un escritor británico, doctor en zoología y periodista científico. Su libro Qué nos hace humanos, asequible si se lee con atención, trata del peso de las influencias hereditarias y ambientales en la configuración del ser humano y de las semejanzas y diferencias con los animales, especialmente los primates. Es un libro denso y rápido, cargado de detalles antiintuitivos, que derriban tópicos y trastocan ideas preconcebidas. Su afán de mirar todos los ángulos de las controversias y debates científicos, resulta arduo a un lego como yo. A veces le diría: “A ver, para, para. Explícame eso mejor”. Pero te asombras y aprendes. Es apasionante.
Examina el debate innatismo (herencia, genes, instinto) versus ambientalismo, es decir, influencias del entorno natural, social o cultural. Procede explicando las teorías ambientalistas, describiendo los experimentos genéticos que, en apariencia, las contradicen, y se inclina por un sistema complejo de interacción entre la herencia y el ambiente. Critica las dicotomías, ese falso debate que acentúa las diferencias, y reparte la razón  explicando cómo los mecanismos genéticos interactúan con el entorno ambiental. Pero esa posición ecléctica, la del punto medio, no es lo más interesante del libro; lo que apasiona es el camino que recorre para llegar a ella y las ideas preconcebidas que se derriban en ese trayecto.

Algunas cuestiones que me han llamado la atención:

-El cerebro masculino sintetiza y el femenino empatiza. Un Asperger (su cerebro es excesivamente masculino), razona sobre las relaciones sociales pero no empatiza.
-Los estudios de gemelos son decisivos para comparar el peso de la herencia y el ambiente:
1. La personalidad se hereda y la educación puede hacer poco por cambiarla.
2. La personalidad de los adoptados depende de sus padres biológicos y los adoptivos pueden hacer poco por cambiarla.
3. El peso (la obesidad) depende más de la genética que de los hábitos alimentarios.
4. El sentido del humor y las preferencias sociales, políticas y religiosas no son heredables.
5. La inteligencia sólo es heredable en un 50%. La inteligencia es mucho más susceptible al ambiente familiar que la personalidad; pero, con la edad, la influencia de los genes aumenta y la del ambiente compartido desaparece poco a poco.
Cuanto mayores somos, menos predice nuestro CI el ambiente familiar y más nuestros genes.
6. El conductismo y el psicoanális han perjudicado el tratamiento de las enfermedades mentales al ignorar su componente genética. “Un siglo después de que el síndrome se identificara por primera vez, las dos únicas cosas que pueden decirse con seguridad sobre la esquizofrenia son que culpar a las madres poco afectivas era un error y que en cierto modo el síndrome es sumamente heredable.

Y no sigo para no menoscabar el interés del libro; aunque lo que importa está en los detalles y en la descripción de los experimentos que conducen a avances fundamentales. Acompañar al autor en el relato de las investigaciones es fascinante: las crías de oca de Lorenz, los monos de Harlow, las serpientes de juguete de Mineka, los ratones de campo de Insel, las moscas de Zipursky, los gusanos de Rankin, los renacuajos de Holt, los hermanos de Blanchard, y los niños de Moffitt.

La idea principal es que el genoma humano, compuesto solo por 30.000 genes, no actúa como un plano, sino como una receta. Imaginemos lo difícil que sería cocinar una tarta con un plano: 30.000 genes no serían suficientes para especificar las posiciones de cada partícula o los vectores de cada pasa. Sin embargo, con los pocos ingredientes de una receta se puede cocinar una estupenda tarta. El desarrollo genético sería un cocinado más que una construcción.

Los genes tienen activadores, bloqueadores, desactivadores, factores de transcripción, promotores… Un mismo gen se expresa de formas diferentes en especies distintas:
Por ejemplo, los ratones tienen cuellos cortos y cuerpos largos; los pollos tienen cuellos largos y cuerpos cortos. Si se cuentan las vértebras del cuello y el tórax de un pollo y un ratón, se hallará que el ratón tiene siete, vértebras cervicales y trece torácicas; el pollo tiene catorce y siete respectivamente. El origen de esta diferencia reside en uno de los promotores unido a uno de los genes hox, Hoxc8, un gen que se encuentra tanto en ratones como en pollos y cuya misión es activar otros genes que dictan los detalles del desarrollo. El promotor es un párrafo de ADN de 200 letras de las cuales sólo un puñado son diferentes en las dos especies. En realidad, los cambios en no más de dos de estas letras pueden bastar para que la cosa cambie por completo. El resultado es alterar ligeramente la expresión del gen Hoxc8 en el desarrollo del embrión de pollo. En el embrión de pollo el gen se expresa en una parte más limitada de la columna vertebral, lo que le da al animal un tórax más corto, comparado con un ratón[35]. En la serpiente pitón, el Hoxc8 se expresa directamente desde la cabeza y continúa expresándose por la mayor parte del cuerpo. Así pues, las serpientes pitón constan de un tórax largo: tienen costillas a lo largo de todo el cuerpo.”

Un libro deslumbrante, repleto de información y escrito con nervio y elegancia. Un 10.

Y un extra de obsequio para quien quiera más:

Un maravilloso ejemplo de interacción genética y evolutiva.

Las experiencias de Jane Goodall sobre la vida entre los chimpancés de Gombe en 1960, demostraron que las distancias con los humanos, en capacidad de sentir y relacionarse, no eran tan grande. Se trataba, como dijo Darwin, de una cuestión de grado, no de clase.

La anatomía es genética y viene de muy lejos:
Por ejemplo, tanto los seres humanos como los chimpancés tienen cinco dedos en cada mano y en cada pie. Esto no ocurre porque cinco sea el número perfecto para el estilo de vida de ambas especies, sino porque entre los primeros anfibios dio la casualidad de que uno tenía cinco dedos y la mayoría de sus innumerables descendientes, desde las ranas a los murciélagos, no han alterado el modelo básico. Algunos, como las aves y los caballos, sí lo han alterado y tienen menos dedos, pero no es el caso de los simios.”

Las conductas sociales dependen del hábitat y de la alimentación:
Cuando dos especies muestran una conducta similar, esto nos revela menos acerca de su antepasado común y más acerca de las presiones del ambiente que las moldearon.”
Las estrategias alimentarias condicionan el tamaño de los machos, la organización social y la conducta sexual de la especie. El gorila es herbívoro:
Las plantas son abundantes pero no muy nutritivas. Para sacar provecho de ellas, un gorila debe pasar casi todo el día comiendo y no tiene que ir muy lejos. Esto proporciona estabilidad a un grupo de gorilas y facilidad para defenderse.”

Esto condiciona su conducta sexual:
ha inducido a los gorilas a desarrollar una estrategia de apareamiento polígama: cada macho puede monopolizar un pequeño harén de hembras y sus crías, lo que ahuyenta a otros machos.”

La poligamia favorece las diferencias de tamaño macho-hembra:
las recompensas reproductivas de poseer un harén de hembras son tan grandes que los machos que corren grandes riesgos para conseguirlas han resultado en general progenitores más fecundos que los machos de carácter más prudente. Y un riesgo que merece la pena correr es crecer hasta alcanzar un tamaño enorme… aun cuando se necesite mucha comida para hacer funcionar un cuerpo grande. En consecuencia, un gorila macho adulto pesa más o menos el doble que una hembra.”

Los chimpancés son frugívoros, comen insectos y otros monos. Tienen que desplazarse grandes distancias para procurarse alimentos y los grupos se disgregan para encontrar árboles frutales. Eso no favorece la poligamia:
La única forma de controlar el acceso a un grupo tan grande de hembras es compartir la tarea con otros machos. De ahí que los favores sexuales de un grupo de chimpancés se compartan entre una alianza de machos.”

El chimpancé tiene que compartir las hembras:
Además, no tiene objeto tratar de suprimir a todos los rivales sexuales ya que a veces serán necesarios como aliados para defender el territorio.”

Como compiten por procrear, tienen ventaja los machos con mayor número y volumen de eyaculaciones. En consecuencia la selección natural ha hecho que:
los chimpancés macho tienen unos testículos gigantescos y un vigor sexual prodigioso. En proporción al peso corporal, los testículos del chimpancé son 16 veces mayores que los testículos de gorila. Y las relaciones sexuales de un chimpancé macho son aproximadamente cien veces más frecuentes que las de un gorila macho.”

La promiscuidad sexual de las hembras chimpancé tiene otras ventajas añadidas como la evitación del infanticidio. Los machos no pueden arriesgarse a eliminar a su propia descendencia.

En 1990 se descubrió el primer rasgo universal genéticamente único a todas las personas y ausente de todos los simios. “El cuerpo humano no fabrica ácido siálico Gc porque carece de la enzima para elaborarlo a partir del ácido siálico Ac.Esta fue la primera diferencia bioquímica universalmente cierta entre nosotros y los simios. Una secuencia de 92 letras había desaparecido de un gen del cromosoma 6 que en los seres humanos se denomina CMAH. Utilizando un reloj molecular, se pudo establecer que el cambio ocurrió hace 2,5 o 3 millones de años. Allí se pudo ubicar a uno de nuestros antecesores. 

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