El niño/a César Aira cuenta unos episodios de su infancia:
como se intoxica con un helado, su padre mata al heladero en un arranque de
ira, fiebre y delirios en el hospital, dificultades en el colegio, su gusto por
los programas de radio…hasta llegar a un inesperado e incongruente final. ¿Cómo
lo está contando si…?
Estilo a veces espontáneo y otras grandilocuente: “La radio
es una memoria que se contiene a sí misma.”. Toques surrealistas y oníricos,
juegos de palabras e imágenes, en fin.
La perspectiva del narrador es la de un niño/a de seis años
y eso, para mí, dificulta las cosas. Me pasa lo mismo cuando los narradores son
borrachos, drogadictos, locos, psicópatas, visionarios, etc. (con todos mis
respetos, hablo de lo literario). El problema es que, en esos casos, todo está
permitido, pueden decir o hacer cualquier cosa. Y ya lo decía Mark Twain: “La
diferencia entre la realidad y la ficción es que la ficción debe ser verosímil.”
César Aira (1949) es una insignia de la narrativa argentina
contemporánea y tendré que leer alguna cosa más. A esta obra le doy un 6.
P.D. ¿Alguien sabe a qué viene el título?
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