martes, 12 de enero de 2016

LA NIÑA QUE AMABA LAS CERILLAS de Gaetán Soucy - Valoración 7 sobre 10 - Experimental y sobrevalorada

Título original La petite fille qui aimait trop les allumettes
Traductor Óscar Luis Molina Sierralta
Páginas 160
Idioma Español
Publicación 1998 (2001)
Editorial Ediciones Akal
 “Mi hermano y yo tuvimos que hacernos cargo del Universo, pues una mañana sin avisar, porco antes del alba, papá entregó su espíritu. Sus despojos crispados en un dolor del que sólo quedaba la corteza, sus decretos de súbito convertidos en polvo, todo eso yacía allí en el cuarto desde el cual papá todavía la víspera nos ordenaba todo. Mi hermano y yo necesitábamos órdenes para no borrarnos por trozos, era nuestro mortero. Sin papá nada sabíamos hacer. Apenas podíamos vacilar, existir, temer, sufrir”. 

Una niña cuenta los sucesos a partir de la muerte de su padre en una casa donde ha vivido con su hermano, aislados durante 17 años. Ella ha aprendido a hablar leyendo diccionarios ( libros) de caballerías y las memorias de Saint Simon. Está contado con su lenguaje y percepción del mundo sesgados y limitados. Una rareza muy elogiada por cierta crítica. La narración es difícil de seguir y su valor alegórico dudoso. Es necesaria la aparición de un personaje normal para interpretarlo. Algunos buenos efectos. A pesar de su brevedad se me ha hecho larga. Por probar... A ver que se salva de las extravagancias que estoy leyendo últimamente. (Puede recordar a El señor de las moscas).

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