Título original La petite fille qui aimait trop les allumettes
Páginas 160
Idioma Español
Publicación 1998 (2001)
Editorial Ediciones Akal
“Mi hermano y yo tuvimos que hacernos cargo
del Universo, pues una mañana sin avisar, porco antes del alba, papá
entregó su espíritu. Sus despojos crispados en un dolor del que sólo
quedaba la corteza, sus decretos de súbito convertidos en polvo, todo
eso yacía allí en el cuarto desde el cual papá todavía la víspera nos
ordenaba todo. Mi hermano y yo necesitábamos órdenes para no borrarnos
por trozos, era nuestro mortero. Sin papá nada sabíamos hacer. Apenas
podíamos vacilar, existir, temer, sufrir”.
Una niña
cuenta los sucesos a partir de la muerte de su padre en una casa donde ha
vivido con su hermano, aislados durante 17 años. Ella ha aprendido a hablar
leyendo diccionarios ( libros) de caballerías y las memorias de Saint Simon.
Está contado con su lenguaje y percepción del mundo sesgados y limitados. Una
rareza muy elogiada por cierta crítica. La narración es difícil de seguir y su
valor alegórico dudoso. Es necesaria
la aparición de un personaje normal para interpretarlo. Algunos buenos efectos.
A pesar de su brevedad se me ha hecho larga. Por probar... A ver que se salva
de las extravagancias que estoy leyendo últimamente. (Puede recordar a El señor
de las moscas).
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