Páginas 160
Publicación 2012
Editorial Mardulce
La novela transcurre en el Chaco, provincia del nordeste
argentino, de clima seco y caluroso, pero con irrupción de violentas tormentas.
El tiempo es indeterminado, aunque gracias al walkman de Leni, puede situarse
por los años 80.
El Reverendo Pearson, predicador ambulante, y su hija Leni, viajan
por el Chaco al encuentro de Zack, amigo del Reverendo, cuando sufren una avería
y son remolcados hasta el taller del Gringo Brauer que vive con su hijo Tapioca
y los perros..
Brauer es un tipo duro y solitario que no tiene más planes
que trabajar y emborracharse. Tapioca, su hijastro, un adolescente bueno y
simplón que, abandonado por su madre a los nueve años, ayuda en el taller al
Gringo Brauer. Pearson, el Reverendo itinerante, es un buenazo iluminado. Leni,
la hija adolescente de Pearson, es algo escéptica en lo religioso, pero quiere
a su padre.
El conflicto surge cuando Tapioca, seducido por el verbo fácil
del pastor, quiere abandonar al Gringo, los perros y el taller, y marchar con
Pearson y Leni. Es la llamada primigenia del mundo exterior, el chico que da la
espalda a su infancia y emprende el camino hacia la vida adulta. A mí me
extraña que la llamada sea religiosa (más propia del siglo XIX) que, por
ejemplo, el comercio, el circo, la gran ciudad…Tapioca podría seguir a un médico,
un vendedor, un ingeniero…El tema de las novelas de iniciación.
Un estilo claro, cristalino, seco y con diálogos naturales,
un escenario árido y premonitorio que inquieta y desasosiega a lo Carson McCullers,
-sin llegar consumar como Cormac McCarthy-, y una poética que recuerda al Jack
London de “Colmillo blanco”, cuando describe las sensaciones olfativas del
perro Bayo.
Selva Almada promete. Busca respuestas en lo simple, más
interesada en la raíz que en las ramas. La seguiremos. Un 8,5.
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