Traductor Jose Luis Tartessos
Páginas 214
Idioma Español
Publicación 1956 (1995)
Me he propuesto leer y comparar las dos series clásicas de
Ed McBain (Distrito 87) y Sjöwall y Wahlöö (Martin Beck). No podré cumplir el
propósito por entero ya que las de McBain no están todas traducidas y las
lagunas de continuidad de muchos personajes serán inevitables. La buena calidad
de las tres que he leído hasta ahora me anima a seguir.
“El atracador de mujeres” es la estupenda segunda entrega de
la serie “Distrito 87”
en la que Ed McBain demuestra que es un autor versátil con una amplia gama de
recursos literarios:
- Un doble hilo
argumental que confluye con total naturalidad. Por un lado los atracos con
violencia a mujeres y, por otro, el asesinato de una joven en cuya escena del
crimen aparecen las gafas de sol que lo relacionan con el atracador.
- La presentación
de nuevos personajes bien definidos que formaran el gran elenco de las 55
novelas de la serie. Sus vidas y peripecias son la promesa de una palpitante
comedia humana. Steve Carella, el protagonista de “Odio”, está de viaje de
bodas y pasan al primer plano Hal Willis, el pequeño y sonriente detective judoka,
Roger Havilland, con “cuerpo de un luchador y la cara de un querubín de
Botticelli”, y Bert Kling, el joven patrullero que quiere ser detective. Claire
Townsend, la interesente nueva pareja de Kling, morirá 13 novelas después. La
despampanante detective Eileen Burke que actuará de cebo para cazar al
atracador. O los impávidos detectives de homicidios Monoghan y Monroe.
- Facilidad y fluidez
en el manejo de registros muy variados siempre envueltos en una pátina de falso
candor: humor, violencia, ingenuidad, astucia; se despliegan con tal habilidad
que la sorpresa y el pasmo son compatibles con una lectura sonriente y
confortable.
- Mucho humor. Fácil
pero eficaz. Como cuando los detectives Meyers y Patillas interrogan a un
fabricante de gafas: “—¿Puede decirnos
algo sobre ellas? —preguntó Meyer. —¿Que si puedo decirles algo? —Candrel
sonrió con aire de superioridad” Y les suelta dos páginas de
especificaciones técnicas sobre la fabricación y distribución de gafas que los
detectives no saben cómo parar. O cuando, en un interrogatorio, un detective
dice al sospechoso: “—Cierra tu maldita
boca y contesta a las preguntas —ordenó Havilland, contradiciéndose.”
- Descripción ágil
y rotunda: “El edificio de Homicidios
Norte era el más pobre, repelente, sucio y miserable que Kling había visto en
su vida.”
- Interrogatorios vivaces y diálogos chispeantes.
- Presencia de técnicas
de procedimiento sin abrumar al lector. A menudo ironiza sobre los técnicos
forenses: “Dad al laboratorio de la
policía una astilla de cristal y nos dirá la marca del coche que conducía el
sospechoso, cuándo lo lavó por última vez, qué estados visitó y si hizo el amor
alguna vez en el asiento trasero.”
No son pocos los autores modernos que rinden homenaje a la
obra de McBain. Creo recordar que Ken Bruen (1), en “Alien”, nos cuenta que su brutal
sargento Brant colecciona y relee constantemente la mítica serie.
Creo poder calificar a las 55 novelas de la serie “Distrito 87” como la gran Comedia Humana de la novela policial. Y, en consecuencia, a
Ed McBain el “Balzac” del género negro (que Simenon me perdone). Lástima que no
todas están disponibles en castellano.
Notas
(1). Ken Bruen tiene dos series: La de Jack Taylor y la del
sargento Tom Brant. A mi me gusta más la de Brant: tipos duros y toscos,
violencia, mucho humor chusco pero eficaz…como una parodia de McBain. De las
siete novelas que ha escrito de la serie Brant, solo hay traducidas dos: “El
gran arresto” y “El alien”. Muy entretenidas. Se hizo una película, “Blizz”,
basada en este personaje.
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