Título original: Prophet
of Innovation. Joseph Schumpeter and Creative Destruction
Traducción: Pedro González Celada
© 2013 Ediciones de Belloch S.L., Barcelona
Páginas: 780
Thomas K. McGraw nos entrega una estupenda biografía e
intelectual de ese gran economista que fue Schumpeter al que Galbraith
describió como “el conservador más
refinado de este siglo”. Nos explica sus años de formación, sus fracasos
como político y banquero, su complicada relación con las mujeres, su triunfo
como académico y profesor de grandes economistas en Harward o la admiración
envidiosa que sintió por Keynes. Todo ello perfectamente inscrito en el marco
histórico y social en que vivió y con especial énfasis en el análisis y
repercusión de sus libros y artículos. Nos habla también de sus errores y
aciertos: malinterpretó a Roosevelt, menospreció a Hitler, despreció (a
diferencia de Keynes) los costes sociales de las crisis económicas como un mal
menor a corto plazo, no supo predecir el éxito de las economías mixtas,
defendió los monopolios como motores de la economía.
Joseph Alois Schumpeter es la navaja suiza de los
economistas. En su ingente obra siempre trató con respeto a sus colegas
tratando de conciliar escuelas opuestas. Los dos millones de palabras (un libro
normal de 300 páginas tiene alrededor de 100.000 palabras) de sus tres
principales libros: Ciclos económicos,
que publicó en 1939; Capitalismo,
socialismo y democracia, que vio la luz en 1942, e Historia del análisis económico, publicado póstumamente en 1954,
ofrecen pasto intelectual a todas las escuelas económicas y muchas ramas de las
ciencias sociales. Defendió (pero no practicó) el papel de las matemáticas en
la economía al tiempo que insistía en su carácter multidisciplinar: al
economista debía interesarle la historia política, cultural, el derecho, la
historia económica y la psicología. Cuando se cuestiona la estrechez de los
modelos matemáticos en la economía y las ciencias sociales, Schumpeter vuelve
al primer plano: “En el siglo XXI las
bases de datos informáticas empezaron a registrar más referencias a las obras
de Schumpeter que a las de Keynes, una situación que habría resultado
inconcebible hacía apenas unos años.”
En la obra de Schumpeter pueden beber neoclásicos, heterodoxos,
marxistas y gurús de las escuelas de negocios. Fue el profeta de la “destrucción
creativa” basada en la innovación, la estrategia empresarial, el capital
riesgo, el marketing y el crédito como impulsores del consumo y el creador del
mito del emprendedor. Schumpeter fue un erudito de pura sangre, un economista
con un sentido trágico de la vida muy centroeuropeo, maestro de grandes
economistas entre los que se cuentan algunos premios Nobel. Su miedo obsesivo
al comunismo hizo que mitificara el capitalismo y minimizara sus defectos:
agotamiento de recursos, externalidades en costes sociales y daños ecológicos,
obstruccionismo de los oligopolios al progreso (las eléctricas contra las
energías renovables), apoyo de multinacionales a gobiernos totalitarios,
aumento de las desigualdades y retrocesos del estado del bienestar… En fin, no
sé qué pesaría más en una hipotética balanza. O sí lo sé.
Difícil de clasificar, Landreth y Colander sitúan a Schumpeter en un grupo al que llaman
cuasi-institucionalistas al lado de Myrdal y Galbraith: “Existe otro grupo de
autores que aceptan muchas de las ideas de los institucionalistas y que fueron
muy influidos por ellos, pero que son demasiado individualistas e iconoclastas
para encajar en el molde institucionalista. Son Joseph Schumpeter, Gunnar
Myrdal y John Kenneth Galbraith.”
Bertrand Russell dijo de Keynes: “Es la mente más aguda y más clara que jamás conocí. Cuando
discutía con él, sentía que mi vida pendía de un hilo y raramente terminaba
sintiéndome algo muy diferente a un estúpido”. Wittgenstein les dijo a sus
amigos que sus discusiones con Sraffa le hacían sentirse como un árbol al que
le han cortado las ramas. Schumpeter dijo de Keynes: la Teoría general «no nos hace keynesianos, nos hace
mejores economistas». Me interesan las biografías de esos grandes
intelectuales. Recuperaré la que escribió Robert Skidelsky sobre Keynes de la
que Alianza Editorial solo publicó un tomo hace años y luego RBA la editó
completa. Voy tras la de Piero Sraffa que escribió Jean-Pierre Potier,
dificilísima de encontrar, pero ya en camino, creo. Tengo en espera una de Max
Weber y me propongo releer la Autobiografía de Bertrand Russell. Muchos
deberes. Las de Feyerabend,
Wittgenstein, Artur London, Koestler y otros ya están en el blog bajo el
epígrafe de Biografías y Memorias.
Me complace conocer un poco mejor a Schumpeter como persona y como intelectual;
su monumental “Historia del análisis económico” es uno de mis libros de
cabecera.
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