Título original Purity
Páginas 672
Idioma Español
Publicación 2015 (2015)
Editorial Ediciones Salamandra S.A.
Jonathan Franzen pasa por uno de los grandes escritores
norteamericanos contemporáneos; pero a mí no me acaba de convencer.
Ya
"Las correcciones" y "Libertad" me cayeron de las manos (en algún
momento haré una lista de los grandes libros que no he podido terminar). He leido "Pureza" y me ha decepcionado, confirmando mis prevenciones.
Pip Tyler tiene 20 años, una madre histérica e hipocondríaca, trabaja en una empresa de telemarketing que vende servicios indescifrables, vive en una casa okupa y tiene una hipoteca universitaria que no sabe cómo pagar.
La novela trata, entre otras cosas, de la búsqueda del padre desconocido y de las rocambolescas historias de los personajes que rodean a Pip, profundizando de forma prolija en su pasado y sus taras psicológicas.
Uno de los personajes centrales es Andreas Wolf, una especie de Julian Assange, ególatra y onanista compulsivo, marcado por unas relaciones ambivalentes con su madre.
En general, el dibujo de los personajes es extenso pero incompleto; se hace énfasis en las extravagancias para sorprender al lector, resultando un puzzle de rarezas poco consistente. La impresión final es que tratamos con un grupo de desequilibrados.
En cuanto a la crítica social o histórica (internet, la industria militar, la vida en la RDA comunista, etc.), es superficial y no aporta nada.
Del argumento, sólo diré que todo pende del rechazo inicial de Anabele a una herencia de 1.000 millones de dólares. ¿De verdad?
Resumiendo: argumento folletinesco presentado a la moderna, con el conveniente desorden temporal de los capítulos; psicología efectista basada en el desequilibrio sexual; estilo poco literario, cercano al ensayo periodístico y muy propenso a las palabras largas y frases complejas.
Pinta de producto cultural de gama alta, bien presentado y envuelto, más rebuscado que profundo, y poco consistente. Está claro que a mí no me gusta. No importa. Tampoco me gusta Haruki Murakami. Un 6.
Pip Tyler tiene 20 años, una madre histérica e hipocondríaca, trabaja en una empresa de telemarketing que vende servicios indescifrables, vive en una casa okupa y tiene una hipoteca universitaria que no sabe cómo pagar.
La novela trata, entre otras cosas, de la búsqueda del padre desconocido y de las rocambolescas historias de los personajes que rodean a Pip, profundizando de forma prolija en su pasado y sus taras psicológicas.
Uno de los personajes centrales es Andreas Wolf, una especie de Julian Assange, ególatra y onanista compulsivo, marcado por unas relaciones ambivalentes con su madre.
En general, el dibujo de los personajes es extenso pero incompleto; se hace énfasis en las extravagancias para sorprender al lector, resultando un puzzle de rarezas poco consistente. La impresión final es que tratamos con un grupo de desequilibrados.
En cuanto a la crítica social o histórica (internet, la industria militar, la vida en la RDA comunista, etc.), es superficial y no aporta nada.
Del argumento, sólo diré que todo pende del rechazo inicial de Anabele a una herencia de 1.000 millones de dólares. ¿De verdad?
Resumiendo: argumento folletinesco presentado a la moderna, con el conveniente desorden temporal de los capítulos; psicología efectista basada en el desequilibrio sexual; estilo poco literario, cercano al ensayo periodístico y muy propenso a las palabras largas y frases complejas.
Pinta de producto cultural de gama alta, bien presentado y envuelto, más rebuscado que profundo, y poco consistente. Está claro que a mí no me gusta. No importa. Tampoco me gusta Haruki Murakami. Un 6.
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